Madre
Los Nocheros

Me hizo sumar las manos a su modo
con los dedos restar hasta que un día
supe que nadie es más que su alegría
que la tristeza es el final de todo.
Fue por los dos, luchar codo con codo
como se espera un tren en la otra vía
sin más distancia que la lejanía
y la esperanza que tapaba el lodo.
Viene a la mesa a preparar la vida
azul como la brújula del aire
aroma a pan casero en la comida
abre su amor en cada flor, mi madre.
En el dolor, la piel de los fracasos
la vistió con tul de melodías
y el sacrificio así fue valentía
por cada sueño que quedó en pedazos.
Hace la luz del cielo con mis pasos
y en los ojos la voy sintiendo mía
y aunque se llame ya melancolía
vuelvo a tener a Dios entre sus brazos.