La Vieja
Jose Antonio Labordeta

sentada junto al hogar,
la cadiera y el pozal.
La tristeza de tus ojos
de tanto mirar,
hijos que van hacia Francia
y otros hacia la ciudad.
Miguel dice que va bueno
y parió la del Julián.
Tú te quedas con tus muertos
rezándoles sin parar,
pensando que en esta vida
sólo se puede llorar.
sentada frente al portal,
que ya nadie se pondrá.
Al cierzo de los otoños
vas a buscar
palabras desde la Francia
o desde la ciudad.
Miguel cayó del andamio
y parió la del Julián.
Tú, tus mitos y tus penas
cubren barbecho y erial
cubren los viejos olivos
con tu densa soledad.
zurciendo la eternidad
ocultando la verdad.
Miguel murió del andamio
y los chicos del Julián
al final de aquel verano
volvieron a la ciudad.
A ti te enterramos pobre
como debía pasar,
al lado de tu marido
tus padres y el sacristán
que loco por las campanas
se desguazó ante el altar.
nunca te podré olvidar
eternamente paciente,
sufriendo sin más ni más.
Lo dicho, toda una obra de arte.