Canción de navidad
Ivan Ferreiro

La rueda va siempre igual,
para que no te pierdas.
El corazón nunca sabe dónde está,
prueba hasta acertar.
Si no encuentra un hueco, el corazón se vuelve loco
y se derrumban los cimientos, van cayendo poco a poco;
el universo pierde el tiempo intentando sostenerse;
los caminos son inciertos
pero a ti te veo igual.
Aquella Nochevieja, cuando todos se enfadaron,
nos juntamos en el centro y nos besamos bajo el cielo
de una noche que quemamos con aquellos corazones incendiados.
Y si cuento aquella historia es porque ahora he soportado
lo que antes me asustaba, ya no puede hacerme nada.
Me despido con un beso
y te regalo un hasta luego.
La diversión es cuestión de convicción,
es creer y no mirar jamás.
La realidad no la puedo soportar;
es una farsa y nada más.
Por eso si me miras, si me das fuerte la mano,
conseguimos separarnos, ya no ser humanos;
convertimos las paredes en ventanas que inventamos
y follamos en el cosmos como siempre hemos soñado.
Las mismas sensaciones cada vez que me tocabas
y las mismas explosiones sumergidas en la lava
de una noche que quedamos con aquellos corazones inflamables.
Si no encuentra un hueco, el corazón se vuelve loco
y se derrumban los cimientos, van cayendo poco a poco;
el universo pierde el suelo intentando sostenerse;
los conflictos son iguales
pero a ti te veo igual.
Aquella Nochevieja, cuando todos se enfadaron,
nos juntamos en el centro y nos besamos bajo el cielo
de una noche que quemamos en aquellas condiciones invernales.
Y si cuento aquella historia es porque ahora he soportado
lo que antes me asustaba, ya no puede hacerme nada.
Me despido con un beso
y te dedico un hasta siempre.
Nos juntamos en el centro y nos besamos bajo el cielo
de una noche que salvamos con aquellos corazones invencibles.
La Navidad solo fue una excusa más, la imagen práctica de la razón.