La honra de la Juana
Carlos Mejía Godoy

Juana, Juana, Juanita,
Juana, Juanita, Juana
Juana, Juana, Juanita,
Juanita, Juana, Juanita.
I
Había amaneci’o norteando
La mañana vino helada
La Juanita estaba limpia
Como una gotita de agua.
La indita salió corriendo
Se le amelcochó la nagua
El viento le hacía negros
Alacranes en la cara.
La Juana llegó presurosa
Hasta el jondo e la barranca
Ya, sin ningún parpadeyo
La miraba el ojo diagua.
Querían irse sus pechos...
Bajo la blusa apretados...
Pero ella, con sus suspiros,
Ahí nomás los sofrenaba.
II
En un espejo chiquito,
Del tamaño de una bamba
La Juana se espió la frente
De sudores empapada.
Un trote brusco de pronto
Se hizo juerte a sus espaldas
Y apareció un hombre extraño
Al recodo ‘e la barranca.
El corazón de la Juana
‘ai nomás se le ahorcaba
cuando vio que aquél venía
haciendo chingas el agua.
El viento sopló allá arriba...
No parpadeó el ojo de agua...
Después de los ¡ayes! Flacos
Se quedó quieta la Juana.
III
Nacho, el cipote asustado,
Patentito oyó a su Tata
Cuando malmató furioso
La honra (dijo el viejo arrecho)
no era cosa tan barata
¡y te fuiste a perderla,
por babosa al ojo de agua!
El chavalo fue corriendo
Hasta el fondo ‘e la barranca
No sabía qué tamaño
Era la honra de la Juana.
Si era un chereque lisito...
O era chunchita porosa...
O como piedra del río
Redondita y borroñosa
IV
Buscó entre los matorrales
Entre piedras y entre el’agua
Hasta que por fin sus ojos
Vieron una cosa rara:
¡Esta debe ser la honra!
¡La mera honra de mi hermana!
Sus ojos enrojecidos
De alegría se pelaban.
Alzó una cosa brillante
En sus manos, que temblaban.
Y corrió desesperado
A enseñársela a su Tata.
El viejo miró el cuchillo...
Con un brillo de venganza...
Y a su cipote le dijo:
-¡Esta es la honra de la Juana!
Y a su cipote le dijo:
-¡Esta es la honra de la Juana!
Fraternalmente para el compa Carlos Flores,
que me dio a conocer esta canción.