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Del mar los vieron llegar
A7
mis hermanos emplumados
eran los hombres barbados
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de la profecía esperada.
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Se oyó la voz del monarca
A7
de que el dios había llegado
y les abrimos las puertas
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por temor a lo ignorado.
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Iban montado en bestias
A7
como demonios del mal
iban con fuego en las manos
y cubiertos de metal.
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Solo el valor de unos cuantos
les opuso resistencia
A7
y al mirar correr la sangre
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se llenaron de vergüenza.
D
Porque los dioses ni comen
ni gozan con lo robado
A7
y cuando nos dimos cuenta
D
ya todo estaba acabado.
D
Se nos quedó el maleficio
de brindar al extranjero
A7
nuestra fé, nuestra cultura
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nuestro pan, nuestro dinero.
D
Y les seguimos cambiando
A7
oro por cuentas de vidrio
y damos nuestra riqueza
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por sus espejos sin brillo.
D
Hoy en pleno siglo veinte
A7
nos siguen llegando gringos
y les abrimos las puertas
A7
y les llamamos amigos.
D
Pero si llega cansado
A7
un indio de andar la sierra
lo humillamos y lo vemos
D
como extraño por su tierra.
D
Oh, maldición de malinche
A7
enfermedad del presente,
¿cuando dejarás mi tierra,
D
cuándo haras libre a mi gente?
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